jueves, 12 de febrero de 2009

2008 XVI

Finalmente llegó el estreno de la cenicienta, que era el ballet de fin de año, por él que tanto había trabajdo, y vaya que valió la pena todo el esfuerzo. No solo salió fantástico, si no que me sentí fantástico, todas en verdad. Mis amigas de ballet y yo estabamos más contentas que nunca. Una noticia buena por lo menos que recibiera. Después de esto aún no se acabaría el año de ballet aún, ya que teniamos el concurso en viña del mar en enero, y teníamos que seguir trabajando, pero a mi me emocionaba, ya que es la única forma en que me despejo de toda la peste que vivo, que hasta ese momento no se me ocurría lo que estaba por venir.
Esa mañana era la decisiba, esa mañana me iría a pesar. Venía escusandome de éste momento durante mucho tiempo, así que no más. Me largé muy temprano de mi casa y fui a pesarme, la pesa marcó los 46 kg y marcó un IMC de 17. Estaba muy feli, muy muy feliz, mi alegría en ese pequeño momento era infinita...pero vaya que fue pequeño el momento. Llegué a mi casa y deje el papelito en mi velador, mientras fui a hacer otras cosas. En esos momentos en que yo no estaba subió mi mamá y lo leyo, y vió que tenía subrayado mi peso, y mi peso sin grasa (que era de 44 kg), y en eso yo volví a mi pieza, y estaba ahí mi mamá, sentada en mi cama, con la peor cara que podría tener.
-"Que significa ésto isidora!?" - me gritó - " Porqué, porqué mierda estas haciendo ésto, tu crees que yo no sé? que soy tonta? que voy a creer que esto es normal? que tu actitud de mierda acaso no se debe a ésto? - me seguí gritando, y yo no decía ni una palabra- "porque! porque todos los problemas me pasan a mí - decía ella - me puedes explicar porque lo haces hija, dime porque?" ...
Fue todo un caos, yo no podía decir nada, salían palabras de mi. Mi ser estaba por los suelos, más que nunca. Solo lloraba y pedía perdón, era lo único que hacía. En eso subió mi hermano juto a mi abuela muy preocupados, y bueno...se enteraron de todo. En ese momento, todo lo que logré decir, todo lo que logré hablar sono muy victimizante, sonaba como una victima más de Ana, y mi mamá decidió pedirme hora al psiquiatra.
Yo por una parte quería asistir, ya que quería volver a recuperar mi felicidad, volver a ser la misma de antes, pero por otra parte, no quería. Que verguenza ir, que pensaría el o la psiquiatra, "oh aquí viene otra gorda loca que se cree anoréxica", porque eso es lo que era. Me veía alguien normal, común y corriente, no parecía padecer anorexia, no lo parecía!

No hay comentarios:

Publicar un comentario