miércoles, 11 de febrero de 2009

2008 IX

De pronto, de un día para otro me dí cuenta que pasé a ser parte de una broma, de un chiste, de la gorda con quien hacer bromas. No lo podía creer, a pesar de que me dijeran que eran bromas, de que no era verdad, no podía evitar sentirme horrible. De que mis piernas era grandes, de que mis brazos eran enormes, hey, lo siento por no ser perfecta, yo no quise nacer así, cree me que no.
- "Como me facinaría poder tener pequeñas caderas, y ser muy flaca. Ser linda de cara, ser "la linda" pero no es así, lo lamento - decía - Por favor y no hagas sentir peor de lo que ya me siento... tal vez a ti no te importe que yo sea así.... pero a mi si me importa y me incomoda." - Me sentía fatal, mi autoestima estaba por los suelos, no sabía que hacer. Ya estaba arta, de verdad. Las ganas de romper el espejo al verme sobraban, porque no podía ser flaca? porque no? Eran todas las mañanas lo primero que me preguntaba. Al caminar por la calle vivía examinando a toda la gente, cada detalle yo lo veía y lo analizaba. Los videos de ballet, siempre buscándole todo hueso a las perfectas bailarinas, y después corría al espejo haber si algún rastro de ellos tenía, y no...cero rastro.
Una mañana desperté, muy extraña, sentía algo en mi, no sabía que era. Deambulaba sola por mi casa, por mi habitación, caminaba sin sentido, hasta que de pronto algo escuche, una pequeña vocecita , y de pronto todo comenzó a tomar sentido.
Abrí mi pequeño notebook, solo para meterme a un buscador y colocar, la temida palabra... "anorexia". Leía pagina, tras pagina, veía foto tras foto, y de pronto me empezó a gustar como se veían estas chicas, tan delgadas y perfectas. Mi "dieta" ya no estaba funcionando, y de pronto aparecía esto. Era como una ayuda mandada de algún lugar extraordinario. Por todos lados leía Ana y Mía, Ana y Aía, y yo no entendía nada, así que como la pequeña curiosa que soy, con un par de clicks en las páginas me enteré de mucha cosas. Ana era el nombre que todas estas chicas le daban a la anorexia y Mía era el nombre de la bulimia.
Al rato después de esto, sufrí un episodio muy extraño, un episodio casi esquizofrénico me atrevería a decir.
De pronto estaba yo en mi pieza conversando con una extraña voz que aparecía de la nada. Muy señorita, ella se presentó a mí, y ¿adivinen quien era? así es señores, era la famosa Ana de la que tanto había leído. No lo podía creer. De pronto con su voz muy suave pero con un tono de peligro a la vez me propuso algo, una idea, un estilo de vida, una forma de mejorar todos mis males y por supuesto que escuche toda su propuesta, y yo estaba muy emocionada, ya que decidió ayudarme. Junto con la emoción, siendo yo una persona inteligente, estaba aterrada, el miedo me corría por mis venas, porque sabía perfectamente en lo que me estaba metiendo.
El primer compromiso con ella, es que esto sería un secreto, solo entre ella , yo, y bueno mi pagina blogspot en Internet, en donde podía desahogarme como todas estas otras niñas que había leído yo antes. Por supuesto, la página era totalmente secreta.
Así, entre a un nuevo mundo...

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