Llegamos en la mañana a valdivia, y más o menos como a las dies de la mañana llegamos a la isla. Comentarios de lo "linda" que estaba, de lo delgada,de lo parecida a mi mamá que era iban y venian, pero de pronto, muy de pronto diría, la situación cambió. En la tarde llegó mi tío, más bien enojado, y comenzó con el tema de la comida, como si supiera de la situación. Comenzó a agredirme, y me dijo cosas muy hirientes sobre mi aspecto, yo simplemente lo ignoré, lo único que me preocupaba era el como sabía ciertas cosas y el porque, pero no me demoré mucho en saberlo.
Mi papá llamó a mi tío esa mañana, y le contó todo lo ocurrido en santiago. Lo llamó solo para joder, para él hacerse la victima ante la situación, para decirle que yo estaba así porque mi mamá no me alimentaba, y miles de otras cosas por el estilo...hijo de puta.
Lo logró, arruinó mis vacaciones. Los tres primeros días fueron un caos, llenos de peleas, gritoneos, y todos causados por mi "problema".
Al cuarto día decidí seder, es decir, comer. Comer todo lo que me dieran, y vaya que era mucho, pero bueno, no podía seguir siendo así de egoísta. El resto lo estaba pasando pésimo, y estas eran vacaciones, así que, en fin..a "disfrutar".
La semana siguiente me fuí a pucón donde mis otras primas, y wau, que cosas no pasaron.
Salí todas las noches, conocí muchísima gente. Me facinaba estar ahí. Aparte era la "más delgada" del gran grupo, y todos me lo hacían notar, y me encantaba eso. A todo esto, hace días que no sabía nada de mi pololo, y me tenía pésimo. Sentía otro extraño y asqueroso presentimiento. Una horrible angustia, pero bueno, en ese momento me dediqué a pasarlo bien, a conocer mucha gente, por cierto muchos hombres, que "querían conmigo", en fin..cientos de cosas.
Al fin de esa semana volví a la isla, para estar un par de días y después volverme a santiago.
Ya no me sentía anoréxica, y vaya que no lo parecía, sentía como si hubiese subido cientos de kilos, pero ya no tenía la necesidad de no comer. Quería llegar a santiago, ver a mis amigos y a mi pololo, a mi mamá...tenía ganas de seguir sintiendome linda, tenía ganas de seguir pasadolo bien...
domingo, 29 de marzo de 2009
2009 III
Estaba tan confundida, pero bueno -pensaba- ya estoy de vacaciones, me servirá para calmar todo, meditar. Pensar sobre muchas cosas.
Y llegó aquel día, martes 13. Era el día en que empezaría mi "tratamiento" con el grupo de nutriologos especializado en niñas con mi problema.
Antes de salir, ya estaba de malas, ya que no tenía nada que ponerme. Con todo me veía como una "niña normal", y yo me quería ver lo más enferma posible (es muy raro decirlo).
Llegé a la clínica, con el bueno para nada de mi papá. Me senté a esperar. Miraba a todo el mundo, y de diferentes consultas, de diferentes piesas, salían señoras gordas, niñas delgadas, de todo... yo solo miraba.
Porfin llegó mi turno; digo porfin ya que estaba cansada de tanta espera. La nutriologa se hizo la "simpática" conmigo, y me empezó a preguntar cosas. Lo primero que le dije yo a ella fue que si podiamos hablar solas, sin mi papá haciendo presencia en la consulta, pero me dijo que no, ya que como era la primera vez que iba ahí tenía que estar con mi papá.
Cometí el gran error de contarle mucho a esta señora. Le conté sobre las veces que intenté vomitar; de que hacía más ejercicio cada vez que sentía que comía mucho, etc.
Después hizo salir a mi papá ya que examinaría. Me hizo sacarme la ropa y quedar solo en ropa interior. Las lágrimas no aguantaron más, salian solas...necesitaba un escape. La pesa marcaba 5 gramos más que la última vez, es decir, 47.5 kilos ...y un IMC de 18.3, lo que quiere decir es que estaba al borde de la normalidad. Solo quería gritar y destrozar algo...destrozarme a mi. Tanto esfuerzo para nada, para absolutamente nada, era alguien normal, claro por fuera. Como siempre dije que era, una gorda con mente de anorexica, dios me quería morir, y aún no era lo peor...
Después de eso hizo entrar a mi papá y le pasó una "dieta" que tenía que seguir. Ésta comenzó a leerme lo que había puesto en ese papel. Me vino un ataque de rabia y de histeria. Yo solo lloraba y miraba por la ventana. Al terminar de leer la "dieta" me pregunto:
-Y bueno, espero tu colaboración okey?, son solo 2 kilos. ¿ Cooperarás ? - y en ese minuto tompe mi bolso y salí de la consulta, enfurecida. Todos en la sala de espera me miraron con cara de incertidumbre, pero yo solo lloraba y corría hacia la sálida.
Mi papá me llevó a mi casa, pero no encontró nada mejor que contarle a mi mamá sobre mis cercanías con la bulimia.
Cuando mi mamá llegó a la casa, todo fue un infierno, más de lo que ya lo había sido en la tarde. Gritos, llantos, peleas, y al borde de los golpes estuvo eso.
Ese mismo día, mi pololo y único apoyo en esos momentos, estaba desaparecido. Estaba de vacaciones, fuera de la ciudad, desconectado de todo...justo ese día, en donde más necesitaba un cálido abrazo con un sincero te amo.
Al día siguiente me iba de vacaciones, a la isla de mi tío. Yo solo me quería ir y despejarme. Allá nadie sabía de mi, ni quien era ni como era. Podría hacer lo que quisiera, y escusandome con cosas baratas podría safarme de la comida. Sería feliz, muy feliz...pero no fue así.
Y llegó aquel día, martes 13. Era el día en que empezaría mi "tratamiento" con el grupo de nutriologos especializado en niñas con mi problema.
Antes de salir, ya estaba de malas, ya que no tenía nada que ponerme. Con todo me veía como una "niña normal", y yo me quería ver lo más enferma posible (es muy raro decirlo).
Llegé a la clínica, con el bueno para nada de mi papá. Me senté a esperar. Miraba a todo el mundo, y de diferentes consultas, de diferentes piesas, salían señoras gordas, niñas delgadas, de todo... yo solo miraba.
Porfin llegó mi turno; digo porfin ya que estaba cansada de tanta espera. La nutriologa se hizo la "simpática" conmigo, y me empezó a preguntar cosas. Lo primero que le dije yo a ella fue que si podiamos hablar solas, sin mi papá haciendo presencia en la consulta, pero me dijo que no, ya que como era la primera vez que iba ahí tenía que estar con mi papá.
Cometí el gran error de contarle mucho a esta señora. Le conté sobre las veces que intenté vomitar; de que hacía más ejercicio cada vez que sentía que comía mucho, etc.
Después hizo salir a mi papá ya que examinaría. Me hizo sacarme la ropa y quedar solo en ropa interior. Las lágrimas no aguantaron más, salian solas...necesitaba un escape. La pesa marcaba 5 gramos más que la última vez, es decir, 47.5 kilos ...y un IMC de 18.3, lo que quiere decir es que estaba al borde de la normalidad. Solo quería gritar y destrozar algo...destrozarme a mi. Tanto esfuerzo para nada, para absolutamente nada, era alguien normal, claro por fuera. Como siempre dije que era, una gorda con mente de anorexica, dios me quería morir, y aún no era lo peor...
Después de eso hizo entrar a mi papá y le pasó una "dieta" que tenía que seguir. Ésta comenzó a leerme lo que había puesto en ese papel. Me vino un ataque de rabia y de histeria. Yo solo lloraba y miraba por la ventana. Al terminar de leer la "dieta" me pregunto:
-Y bueno, espero tu colaboración okey?, son solo 2 kilos. ¿ Cooperarás ? - y en ese minuto tompe mi bolso y salí de la consulta, enfurecida. Todos en la sala de espera me miraron con cara de incertidumbre, pero yo solo lloraba y corría hacia la sálida.
Mi papá me llevó a mi casa, pero no encontró nada mejor que contarle a mi mamá sobre mis cercanías con la bulimia.
Cuando mi mamá llegó a la casa, todo fue un infierno, más de lo que ya lo había sido en la tarde. Gritos, llantos, peleas, y al borde de los golpes estuvo eso.
Ese mismo día, mi pololo y único apoyo en esos momentos, estaba desaparecido. Estaba de vacaciones, fuera de la ciudad, desconectado de todo...justo ese día, en donde más necesitaba un cálido abrazo con un sincero te amo.
Al día siguiente me iba de vacaciones, a la isla de mi tío. Yo solo me quería ir y despejarme. Allá nadie sabía de mi, ni quien era ni como era. Podría hacer lo que quisiera, y escusandome con cosas baratas podría safarme de la comida. Sería feliz, muy feliz...pero no fue así.
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